Todos nosotros hemos experimentado días cuando todo lo que se hace parece ser correcto y por otro lado, tenemos días malos y es cuando deseamos, no haber salido de la cama.
A finales del siglo XIX, el Dr. Hermann Swoboda, profesor de psicología en la Universidad de Viena, se pregunto si no podría haber un poco de regularidad en estos cambios fundamentales en la disposición de hombre, basado en el informe de John S. Barba de 1897.
Durante su investigación inicial entre 1897 y 1902, Swoboda registro la repetición de dolor, la hinchazón de tejidos y una periodicidad en las fiebres que llevó al descubrimiento de ciertos ritmos básicos en el hombre, un ciclo de 23 días y el otro ciclo de 28 días.
Sin embargo, Swoboda, como psicólogo, estaba principalmente interesado en averiguar si los sentimientos de hombre y acciones eran influenciadas por las fluctuaciones rítmicas y si estos ritmos pudieran ser los precalculados.
El primer libro de Swoboda fue "Die Perioden Menschlichen Lebens" (La Periodicidad en la Vida de Hombre). a este libro le siguió "Studien zur Grundlegung der Psychologie" (los Estudios de la Base de Psicología).
Para facilitar la investigación y para animar a otros científicos y médicos en la grabación de los ritmos matemáticos, Swoboda diseñó una regla deslizante en la que era bastante simple encontrar los días "críticos" en la vida de cualquier persona cuya fecha del nacimiento era conocida.
Al folleto con las instrucciones lo llamo "Die Kritischen Tage des Menschen" (Los Días Críticos de Hombre).
Su trabajo más profundo fue un volumen del 576 páginas al que tituló "Das Siebenjahr" (El Año de Siete) que contiene los análisis matemático de la repetición rítmica de nacimientos a través de las generaciones. Con la documentación que cubría centenares de árboles familiares, él verifico que la mayoría de eventos mayores en la vida, como el nacimiento, el ataque de una enfermedad, ataques cardíacos y muerte, caían en días periódicos e involucraba las relaciones familiares.
Lo asombroso es que mientras Swoboda se concentraba en sus estudios de los ritmos en la vida de el hombre en el campo de psicología, a unos 150 Km. de Berlín, el médico Wilhelm Fliess, estaba acumulando una gran cantidad de material de investigación para confirmar los ritmos de 23 y 28 días que él había observado mientras diagnosticaba a sus pacientes.
Fliess era un especialista en nariz y garganta, pero su interés médico y biológico era mas amplio. Él demostró gran conocimiento en muchos campos de Ciencia, y los archivos indican que fue elegido presidente de la Academia Alemana de Ciencias en 1910.
Queriendo averiguar por qué algunos niños, expuesto a una enfermedad contagiosa, permanecían inmunes durante días, pero sucumbían en un día periódico, rastreo las enfermedades, la erupción de fiebres, desde el nacimiento hasta sus muerte.
Fliess se convenció que los ritmos de 23 y 28 días eran fundamentales en la vida, por lo que registro su descubrimientos en su libro "Der Ablauf Des Lebens" (El Curso de la vida), en un volumen del 564 páginas con el que esperaba despertar el interés de la profesión médica, cosa que no ocurrio.
Su trabajo contenía tal cantidad de investigación matemática y estadísticas, que confundía al lector y a sus colegas, es decir la matematica, que era su aliada para su trabajo era al mismo tiempo su enemiga en la divulgacion de su trabajo.
Fliess era ayudado en su investigación por el matemático Hans Schlieper, otro doctor en medicina que produjo sus propios trabajos en el asunto de ritmos en la vida bajo los títulos de "la Periodicidad de Vida" y "El Año en el Espacio".
En un libro publicado en 1942, George Riebold, un ginecólogo, reviso las ideas fundamentales desarrolladas por Fliess entre 1908 y 1928. Riebold dijo que los períodos de 23 y 28 días que Fliess descubrió eran de ocurrencia frecuente en su especialidad.
Lo fascinante del biorritmo es el hecho que fue descubierto por investigadores que no sólo no se conocieron si no que incluso desconocían el trabajo del otro investigador.
Durante 1920 el ingeniero Alfred Teltseher, registro un gran número de informes acerca del desempeño de estudiantes de la escuela secundaria y universidad de Innsbruck.
Teltseher se preguntaba, por qué la capacidad intelectual de estudiantes parecía variar y por que se podía establecer un patrón de esta variacion.
Teltscher llego a la conclusión que las crestas altas y bajas de los estudiantes fluctuaban en un ciclo fijo de 33 días. Sus socios y médicos atribuyeron este ritmo a las secreciones periódicas de glándulas que afectan las células del cerebro, posiblemente de la glándula tiroides.
Entretanto en el otro lado del Océano Atlántico, el Dr. Rexford Hersey de la Universidad de Pennsylvania, ayudado por el Dr. Michael John Bennett, dirigió una investigación similar entre 1928 y 1932. Hersey informó el descubrimiento de un ritmo de 33 a 35 días. Sus resultados se publicaron en el libro "Workers' Emotions in Shop and Home".
Donald A. Laird, director del laboratorio psicológico en la Universidad de Colgate, reviso el descubrimiento de Hersey y publico el articulo titulado "El Secreto de Nuestras Altas y Bajas", que fue publicado en la selecciones del Reader's Digest en agosto de 1935. Laird declaró:
"El humor de las personas es un enigma eterno, nadie sabe de donde vienen o donde van. La ciencia ha descubierto recientemente que los humores no son simplemente las reacciones al éxito o fracaso de nuestros planes. Al contrario, ellos crecen dentro de nosotros como un resultado directo del alza o caída de nuestra energía emocional. Se ha demostrado que nuestros cuerpos y mentes, almacenan y gastan nuestra energía emocional en los ciclos regulares".
Un esfuerzo similar fue hecho una década después por Myron Sterns, quien escribió para Redbook en noviembre de 1945, bajo el título "Conoce Ud. sus Ciclos Emocionales?", articulo que fue publicado un mes después por el reader's digest.
¿Qué son los biorritmos?
Los biorritmos son los ciclos fluctuantes en la vida de una persona, en el aspecto físico, emocional e intelectual.
La función física tiene un ciclo de 23 días. Este ciclo controla nuestra energía, vitalidad, aguante e iniciativa.
Cuando este ciclo se encuentra en la fase alta, nos sentimos mejor, estamos llenos de energía y es menos probable que nos enfermemos.
Cuando este ciclo se encuentra en la fase baja, tendemos a cansarnos más y estamos más propensos a enfermarnos.
La función emocional tiene un ciclo de 28 días. Este ciclo controla nuestra sensibilidad y temperamento.
Cuando este ciclo se encuentra en la fase alta, es más probable que estemos alegres, creativos y sensuales.
Cuando este ciclo se encuentra en la fase baja, es más probable que estemos de mal humor, irritables, tristes o deprimidos.
La función intelectual tiene un ciclo de 33 días. Este ciclo controla nuestra capacidad de pensar.
Cuando este ciclo se encuentra en la fase alta, somos capaces de pensar más rápido, resolvemos mejor los problemas, no concentramos más y memorizamos mejor.
Cuando este ciclo se encuentra en la fase baja, no tenemos buena memoria, nos resulta difícil concentrarnos y no tomamos las mejores decisiones.
Los tres biorritmos comienzan en una fase positiva en el momento del nacimiento, y continúan con regularidad a lo largo de la vida. Cada ritmo consiste en días "altos", "bajos" y "críticos" (cuando pasa por el punto cero).
Es importante tener en cuenta que la curva no se divide en una mitad "buena" y en otra "mala", sino más bien en una mitad "activa" (arriba) y otra más bien "pasiva" (abajo).
Cada vez que el ciclo cruza el punto cero al pasar de la fase activa a la pasiva, se dice que la persona está en un "día crítico" o en "estado crítico".
En un día crítico, nuestro sistema se encuentra en un estado de desorden y confusión. Las habilidades asociadas están inestables, y la persona debe ser particularmente cuidadosa. Es más probable que las cosas nos salgan mal y que nos ocurran accidentes.
Sin embargo podemos prevenir futuros problemas estando alertas en nuestros días críticos.
Pero hay que tener en cuenta que siempre es mejor un día crítico camino a la fase alta que un día crítico camino a la fase baja.
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